miércoles, junio 15, 2005

Un pato y un país de mierda

Subía yo por eje ambiental en una hermosa tarde de junio cuando me percaté de que algo pasaba en uno de los pozuelos del espejo de agua (que denominación tan pendeja) que va por el centro del espacio peatonal del eje. Sucedía que un policía estaba impidiendo que un niño le diera la oportunidad a su pato de que se echara un chapuzón. El agente del orden discutía acaloradamente con el padre del menor mientras que el niño protegía al simpático plumífero de las garras de la autoridad. Veo yo eso y me acuerdo de cuando me topé hace unas semanas en la calle, muy campante, al criminal de Jorge Franco (ex-presidente de Millonarios que robó hasta que se cansó), me acuerdo también de Don Berna y del pobre fulano que por poco mandan a gringolandia la semana pasada por culpa de un homónimo. Veo eso y recuerdo que este país es una mierda, una completa mierda. Un país en el que la policía jode al indefenso; al niño que saca a su pato a darse un baño en una tarde de sol mientras que los que han despedazado cuerpos con motosierras acompañan muy orondos a sus hijos a campeonatos de tiro al blanco.

3 Comments:

Blogger Sangre Rebelde said...

Completamente de acuerdo con este post y con el comentario de General Verdad. En este país para ser policía basta con no ser exageradamente enano y ya, le dan a uno una pistola para ir a combatir a los "bandidos", definidos éstos según el pobre criterio y discrecionalidad del chafarote o chúcaro de turno.

5:59 p. m.  
Blogger Carolina Isaza said...

Precisamente hoy pensaba en la mezcla de miedo, odio y desprecio que me producen los policías, ya que ahora la séptima está llena de agentes del orden, para evitar que vuelvan los vendedores ambulantes.

Mi conclusión es que, a pesar de todo, uno necesita tenerlos de su lado, porque cuando he tenido miedo de alguien en la calle con cara de atracador ahí sí me produce alegría ver asomarse un policía. Pero he tenido suerte, porque los malditos pueden ser peores que el peor hampón si se les antoja.

8:34 a. m.  
Blogger Juan Felipe Chamorro said...

Los policías de las ciudades grandes son unos hijueputas (meto las manos a la candela por algunos policías, pero porque he conocido a unos de verdad; que viven en pueblos olvidados por todos, menos por la guerrilla y los paracos que los tienen rodeados)...
Por lo menos he tenido el gusto de darme en la jeta con Policías algunas veces... uno siempre pierde; pero el hecho de cascarle a uno solo bien vale la pena.
Me voy... creo que por lo menos me gané una cerveza.

5:03 p. m.  

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